miércoles, 14 de marzo de 2018

Los ojos del dragón



Stephen King es sin duda un gran autor, considerado como uno de los maestros del género de terror. Con una innata capacidad para conectar con el lector,  un lenguaje dinámico y rico en matices psicológicos, estamos ante un escritor de una capacidad narrativa única e impactante. Cada libro de King es sinónimo de una gran calidad y el manejo de sus personajes, la empatía que generan en el lector es uno de sus puntos álgidos en su literatura. 












Los ojos del dragón es una novela diferente. Se sale del género habitual que King maneja, el terror, para llevarnos de la mano en una aventura de fantasía. Publicada en 1.984 en USA, fue escrita para Naomi King, poco interesada, dada su juventud en vampiros, hombres lobo y otros seres más afines al universo del escritor. Llegó a mis manos en 1.987, y fue un descubrimiento maravilloso para un niño de 13 años.  Nos presenta un cuento maravillosamente trazado, donde como es costumbre en él, la riqueza y personalidad marcada de cada personaje constituyen el punto fuerte de la novela. Como no podía ser de otra manera, salimos de Maine, para habitar en Delain, un reino medieval que ha vivido épocas mejores, y que el recuerdo de días mejores es motivo de añoranza, frente a un futuro desesperanzador. El rey Roland es el arquetipo sobre el que gira esta premisa, pues vive en el pasado, donde era fuerte y viril, y cazó al último dragón, conservando su cabeza como trofeo. La incertidumbre del futuro se transmite bajo una serie de amenazas a las que el monarca es ajeno, ya que su mente ha quedado atrapada en un pasado más glorioso. La encarnación del mal tan necesaria en este género viene personificada en Flagg, un mago de siglos de edad que busca instaurar la anarquía y la rebelión. Randall Flagg es un personaje que encarna el mal en varias de las novelas de King. Sus lectores habituales que no hayan leído esta novela, sin duda reconocerán su nombre, ya que aparece en diversas novelas como antagonista diabólico. La danza de la muerte y La torre oscura son algunas de sus apariciones en el universo de King. Intrigas palaciegas, traiciones, asesinato son varios de los ingredientes del este cuento, donde la relación entre los hijos del rey, Peter y Thomas ofrece un maravilloso contraste con el que podemos disfrutar a lo largo de sus páginas. 

Otros personajes con fuerza propia son Ben Stadd, Dennis el mayordomo y el incorruptible juez Peyna, el brazo de la justicia en Delain, que sufrirá una metamorfosis en su forma de ver las cosas y la vida, gracias al abnegado Peter, verdadero conductor de la novela, magistralmente retratado por el autor.

La composición de los capítulos es excelente y digna de paladear con tranquilidad, dando como resultado un libro de fantasía muy redondo, pese a su escasa extensión. Una lectura para disfrutar en una tarde lluviosa.

Muy recomendable. 

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