jueves, 30 de agosto de 2018

La mensajera del bosque


En la vorágine de novelas que tan amigablemente nos rodean estos días, deseosas de hacerse un nombre, y triunfar, destaca poderosamente La mensajera del bosque, la última novela de la prolífica autora guipuzcoana Maite R. Ochotorena, que nos presenta un proyecto algo diferente a lo que nos tiene acostumbrados, pero al igual que en los anteriores, nos presenta un libro compacto, bien hilvanado, con personajes bien construidos y un ritmo alto, magistralmente sostenidos por pequeñas pausas intercaladas de forma magistral por la autora. Actualmente cada libro de su puño y letra es una garantía de calidad. 





Se trata de una novela con un mensaje implícito: el planeta está herido de muerte. La necedad de los seres humanos ha alcanzado cotas inimaginables y el equilibrio ha de restaurarse. La mensajera del bosque es una ninfa, una redentora, un mesías destinada a llevarnos de vuelta al equilibrio, a un mundo sosegado, al punto medio del ying y del yang. Sin embargo, tal vez en una alegoría inconsciente a la religión católica, nuestra propia salvadora necesita de ayuda para sobrevivir y quizás llevar a cabo su destino. Disfrutamos de una disputa entre el bien y el mal, representado por un misterioso hombre carente de moral, dispuesto a pervertir los dones de curación y sanación, y transformarlos en algo maligno y mortífero.






La historia nace desde un punto de desesperación, donde la memoria de la protagonista es un lienzo de un estudio de arte, casi en blanco, que la autora, mediante hábiles pinceladas nos ayuda a llenar paulatinamente. El ritmo va in crecendo, y nos conviene paladear el misterioso inicio, ya que desconocemos por completo que tenemos entre manos.  Hay giros que nos sorprenden en sobremanera, y a medida que la historia avanza nos atrapa y  maniata, hasta el punto de tornarse trepidante, y se nos hace muy difícil dejar de leerla y necesitamos su contacto en todo momento. La extensión de la novela es considerable, pero su lectura es muy dinámica, y particularmente disfruté mucho de la lectura de cada página. Un gran punto a favor es además la construcción de cada personaje, muy cuidada, dándolos a conocer en las dosis adecuadas.






En definitiva, estamos ante un nuevo éxito de Maite R. Ochotorena, que una vez más vuelve a mostrar su calidad como narradora, transmitiéndonos un sinfín de emociones y sensaciones, transportándonos a un mundo en cierta manera mágico, al mismo tiempo real e imaginario, donde la justicia reside en los brazos de la madre naturaleza. ¡Una lectura imprescindible! 




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada importante

Dos damas con carácter: conociendo a Eva —Cristy Herrera

Cada nuevo paso de la autora dentro de la literatura es una confirmación de lo que ha venido apuntando desde sus primeros pasos. Cada manusc...