Magnífica. Sublime. Todo epíteto se queda corto ante este trabajo de Maite R. Ochotorena. Antes de hacer la reseña que tanto merece, decidí leerla dos veces, y la segunda si cabe, la disfrute más que la primera. Merece la pena sentir todos los detalles, todas las emociones que esta novela nos hace sentir en cada página. La autora nos regala una vez más un retrato de los personajes perfecto, muy definido, que nos hará conectar con ellos con rapidez. Cada personaje tiene el peso necesario en una trama, que va abriéndose como un abanico a medida que avanzamos acompañando a Valentine Borderer, sufriendo con ella con cada embate y haciéndonos soñar con su felicidad.
Un thriller conducido con maestría, donde lo sobrenatural va tomando cuerpo y fundiéndose con la tragedia que rodea a su protagonista, robándonos el aliento a medida que la terrible conspiración tejida en torno a ella nos es revelada. Un terrible juego de poder, en el que las personas inocentes son habitualmente meros peones. El desarrollo de la investigación por parte las fuerzas del orden es realmente sólido, tal y como sucedió en la magnífica La mensajera del bosque, demostrando la autora su absoluto dominio sobre este área. Hay un término que predomina en todas las obras de la autora y es la empatía. Nos hace meternos en la piel de cada personaje, llevándonos a un universo de emociones que trasciende la frontera entre el autor y el lector. Somos parte de la historia en todo momento, bajo las ojos de la autora y es un verdadero privilegio perderse entre sus páginas. Cada personaje realiza un indispensable trabajo en este portentoso viaje. Tanto héroes como villanos.
Una conclusión brillante, que mueve nuestro mundo hasta los cimientos, y nos deja anhelando tener en nuestras manos la continuación de la saga. Cada día de espera es un pequeño tormento. Las hojas del calendario permanecen indelebles hasta que el segundo volúmen de las peripecias de Valentine lleguen a nuestras manos. Una novela imprescindible, que no debéis dejar escapar.
